martes, 30 de octubre de 2007

SANGRE “DE PLÁSTICO”

Sí. Hoy la sangre podrá ser producida en laboratorio. Aquel fluido que tanto sobresalto y desmayos produce a mucha gente cuando la ve, ahora gracias a unos científicos australianos dejará de ser la admiración mítica de los poetas e historiadores que, tradicionalmente, han glorificado en los textos escolares a tantos mártires y patriotas desangrados.

¿Cómo miraremos valerosa una sangre que, a partir de ahora, podrá ser emulada en un tubo de ensayo? Cierto es que será bajo supervisión científica, pero eso lejos de aminorar mis dudas me hace pensar en un señor que por más respetable que sea, no deja de ser alguien que manipulará el plasma y los glóbulos rojos con las mismas manos profanas con las que podría dedicarse a la prosaica tarea de cortarse la uña del dedo gordo del pie, o cambiar un foco.

No es que nos oponemos al avance tecnológico. El propósito es loable. Es una verdadera proeza crear células sanguíneas a partir de células madre. De eso no hay duda. Pero ¿no era mucho más loable ese gesto de valentía que teníamos cuando en la infancia hacíamos de tripas corazón para hincarnos un alfiler en el dedo y sellar, a escondidas, un pacto de sangre con nuestros amigos del barrio?

Si llegar a casa con manchas de sangre en la camisa nos graduaba de matoncillo, en el supuesto de que hubiésemos ganado la pelea, hoy dicha graduación podría ser lograda con tan solo destapar nuestro tubito del tamaño de la anestesia del dentista y dejar caer unas cuantas gotas sobre nuestras prendas.

Todo el misterio, todo lo que de sagrado y poético de la savia humana puede haber tenido se desvanece al comprender que será falsificable. Me imagino los pedidos. Los más interesados serán los políticos que en sus campañas podrán “derramar su sangre por la patria” y volver a sus casas totalmente ilesos (algo parecido ya les ocurre en la actualidad). No faltará la muchacha que quiera terminar por siempre las molestosas menstruaciones y haga un pedido de sangre artificial que llevará en su bolso para cumplir con su cuota mensual del ciclo natural…

Aun no se sabe el costo. Tampoco nos han dicho la presentación en que vendrá. Pero el costo mayor, sin duda, será pagar la desmitificación de la sangre. Ya nadie deberá seguir buscando el Santo Grial. Se acabará la solidaridad expresada en las donaciones de sangre. Aquellos que reclamen la pureza de la sangre, se verán tan ridículos cuando petulantemente alardeen con sus apellidos.

Definitivamente, cuando en las escuelas los niños canten el himno nacional y coreen “te aclamaron por siempre señora, y vertieron su sangre por ti” imaginarán que los soldados sacaron de sus mochilas unos frascos con un líquido escarlata venido del polietileno y lo derramaron en el campo de batalla. Asimismo, cuando entonen la parte en que “Dios mira y acepta el holocausto”, no les quedará ninguna duda que el derramamiento fue por jabas como para que esa sangre se convierta en “germen fecundo”

En fin, el caso es que la admiración que antes teníamos por la sangre hoy está siendo desmitificada. Poco a poco todos los humores restantes también llegarán a ser reemplazados. Las lágrimas serán envasadas. Y muchas mujeres del mundo entero o los cocodrilos pondrán el grito en el cielo en protesta por el plagio. ¡Qué decir de la orina! ¿También producida en laboratorio? No sabemos. Lo que sí sabemos es que ciertas materias fecales, a pesar de no ser humores, ya se producen masivamente y sin control.en muchas Legislaturas.

No hay duda, mucho de lo natural está siendo desplazado y producido sintéticamente. En mucho se debe a la irracionalidad con la que el Hombre ha procedido con la Naturaleza. Por eso, y a pesar de nuestro horror, tenemos que aceptar que en el caso de la sangre está plenamente justificado el experimento, pues tal ha sido nuestro espíritu depredador que hasta la sangre está en extinción.

Cuando los laboratorios la produzcan será muy cara. Y bien merecido lo tendremos los humanos. Casi nadie la podrá adquirir. Sin embargo, nosotros no debemos permitir y deberemos luchar para que de manera gratuita se reparta a un grupo humano desprotegido: los políticos a quienes definitiva e irremediablemente les hace mucha falta en la cara…

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